Inauguro esta sección para compartir mis experiencias culinarias de la mano de otros
locales, otros chefs e incluso en ambientes más amateur o populares, ya que a
veces, la calle, los lugares y las gentes, nos ofrecen pequeños tesoros
gastronómicos a veces por descubrir. Hace unos días tuve la ocasión de apoyar una buena causa y disfrutar una buena comida de la mano del chef japonés Toshiro Konishi (Toshi, Asia, Lima), reconocido chef de la escena gastronómica limeña quien junto al chef del
Tanoshi (Quito), Tanida Shuichi, elaboraron un menú degustación conjunto para
apoyar con su recaudación a las víctimas de los recientes terremotos del Japón.
locales, otros chefs e incluso en ambientes más amateur o populares, ya que a
veces, la calle, los lugares y las gentes, nos ofrecen pequeños tesoros
gastronómicos a veces por descubrir. Hace unos días tuve la ocasión de apoyar una buena causa y disfrutar una buena comida de la mano del chef japonés Toshiro Konishi (Toshi, Asia, Lima), reconocido chef de la escena gastronómica limeña quien junto al chef del
Tanoshi (Quito), Tanida Shuichi, elaboraron un menú degustación conjunto para
apoyar con su recaudación a las víctimas de los recientes terremotos del Japón.
El menú comienza, tras un cocktail de bienvenida a base de wasabi y una tapa de
entrada japonesa, con un carpaccio de atún rojo “estilo Toshiro” que se
deshacía en la boca en un sutil juego de sabores dónde brillaba la frescura del
atún y la delicadeza del marinado. Seguimos con unos scallops con salsa de
ceviche, para mí, sin duda, el mejor de todos y el que más me evocaba a mis
recuerdos de experiencias culinarias en Lima y por ende, la esencia de la
cocina nikkei. El daikkon con foie-gras no me gustó demasiado porque el sabor dulce del nabo era muy intenso y se hacía pesado en boca. Para templar la fría noche quiteña, una delicada y con sabor a mar sopa o suimono con pesca y quinua en la que si algo tengo que objetar es que la pesca se resumió en un trocito de sucedáneo de pescado lo que no le restó ni delicadeza ni sabor y me empujó a seguir comiendo lo que hasta el momento estaba siendo un auténtico festín. El atún blanco cocido, uno de mis pescados favoritos, también conocido como bonito del norte, estaba espectacular y fue la antesala de la variedad de rolls quitei que pusieron punto final a los salados de este menú con sobresaliente. Éstos eran al estilo del chef Tanida, la estrella local, lo que hace que el Tanoshi sea para mí, uno de mis preferidos en cuanto a comida japonesa en el sentido
puro de la palabra. El postre, también de Tanida fue algo increíble, un Kantén de té verde y fréjol rojo con frutas de estación, ligero, complejo en sabores, nada empalagoso,
delicado y estéticamente muy logrado. Un gran postre como pocos de los que he
comido.
apoyo a una buena causa, hicieron que fuera una velada muy especial.
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